Hace 135 años murió el Sacerdote Santiago Acosta, el autor de los libretos de la Loa, quien fuera también el primer director, según la tradición oral.
Con inteligencia artificial, el Museo Histórico de Baranoa reconstruye el rostro de quien la tradición oral, y algunos manuscritos escritos, soportan sería el autor de los textos de la Loa de los Santos Reyes Magos, y el gestor de la primera escenificación.
Con el avance de la tecnología, surgieron plataformas que permitieron recrear de una forma hiperrealista rostros de personas a través de la Inteligencia Artificial (IA).
Pero, ¿Quién fue Santiago Acosta?
No se sabe a ciencia cierta en qué año se realizó la primera dramatización de la Loa de los Santos Reyes Magos de Baranoa. Lo que sí se sabe, gracias a la tradición oral que se ha mantenido por más de 146 años, es que un sacerdote de origen europeo llegó a Baranoa a finales del siglo XIX, sin imaginar que su legado y su nombre quedarían impregnados por más de un siglo en la historia de lo que en aquel entonces apenas era un pequeño pueblo.
La tradición oral, transmitida de una generación a otra, enseña que quien trajo o entronizó la escenificación de la Loa fue el cura español Santiago Acosta, quien fuera párroco de Baranoa entre 1872 y 1887. Algunas versiones de la tradición oral presentan el nombre aún más completo: Santiago Felipe Acosta Sánchez.
La señora Luisa Isabel Acosta De Márquez (familiar) en declaración extraprocesal de julio 23 de 2003, manifestó que el padre Santiago Felipe Acosta Sánchez llegó como misionero a Colombia. Fue uno de los primeros padres del departamento del Atlántico, estuvo en Sabanalarga, en Usiacurí, en Tubará, en Galapa, en Barranquilla, en las iglesias San Nicolás, San Roque y, por último, murió en Baranoa.
El padre Acosta fue párroco de Baranoa hasta 1887 y lo sucedió el pbro. Miguel de J. Caballero, un cura oriundo de Cartagena que sería el encargado de reconstruir la iglesia Santa Ana luego de aquel fatídico incendio del 11 de marzo de 1895.
El apellido Acosta, muy frecuente en España, tiene un posible origen romano, según la enciclopedia heráldica y genealógica hispanoamericana. En cualquier caso, la procedencia de este patronímico no está probada, y otras teorías apuntan que procede de Portugal o que su origen se relaciona con un rey godo llamado Acosta.
En los albores del siglo XIX, la reorganización eclesiástica tenía una finalidad clara: había que "llamar al orden" y agrupar fuerzas para "enfrentar" al que muchos veían como el principal enemigo de la Iglesia: el liberalismo y otras doctrinas modernas que se expandían vertiginosamente conforme avanzaba el siglo.
Existía un sentimiento de pérdida de autoridad política percibido por las cúpulas eclesiales que debía ser contrastado con la autoridad que otorgaba el hecho concreto de que la religión católica fuera la religión del pueblo. Es allí donde la fe y la devoción eran herramientas fundamentales para mantener y mediar el orden social y político de la época en Baranoa, que más tarde vería correr la sangre entre liberales y conservadores en su lucha por el poder.
Mientras esto sucedía, el sacerdote Acosta, en el patio de la casa cural, reunió a algunas 8 personas y, asignando personajes, le dio vida al libreto teatral que él mismo había creado con su bagaje intelectual y teológico. Logró transformar 15 versículos del evangelio de Mateo y transformarlos en lo que hoy conocemos como el libreto de la Loa de los Santos Reyes Magos. Algunos historiadores sostienen que estos ensayos se realizaban en una finca a las afueras de Baranoa, en lo que ahora constituye el barrio Góngora.
Esta representación de la Epifanía se realizaba al interior del templo, que en ese entonces era de techo de paja con paredes de bahareque, y el momento de la adoración suponemos se realizaba de la misma manera que se hacía hasta comienzos de los años 90, es decir, adorando las figuras del pesebre parroquial que para aquel entonces debieron ser figuras de madera vestidas de telas, tal como se registra en algunos documentos del Archivo General de la Nación que describen a la patrona del pueblo, Santa Ana, como una figura de madera vestida de telas y encajes.
Pero el recuerdo de su vida y su legado no termina con su muerte, aunque de manera ilegítima se sabe que tuvo descendencia. La señora Luisa Isabel manifiesta en dicha declaración el siguiente testimonio: "En el año 1930, cuando estudiaba con la señorita Bertha Iglesias Morales, ella nos mandaba a barrer la iglesia de Baranoa y nos metíamos en la Sacristía, es decir, en la parte posterior de la iglesia. El padre de ese momento era Lorenzo Cazalín. Allí comprobé detrás del altar que estaba un nicho donde estaba escrita en palabras y en letras negras con una cruz blanca: la muerte del padre Santiago Felipe Acosta Sánchez ocurrida el día 8 de septiembre de 1888". Posteriormente, la iglesia fue reformada por la quema que sufrió el 11 de marzo de 1895, y allí desaparecieron todas las pruebas que estaban a la vista. Su padre le comentaba la muerte de su abuelo, el padre Santiago Acosta, la cual fue producto de una caída que afectó sus movimientos vitales y posteriormente produjo su deceso como consecuencia de problemas en el corazón.
Aunque las pruebas más fieles de la existencia y del paso del sacerdote Acosta por Baranoa y Sabanalarga se traducen en las numerosas partidas de bautismo y matrimonio que reposan en la Parroquia San Antonio de Padua de Sabanalarga, sin duda alguna, la tradición oral se ha encargado de mantener viva no solo su memoria, sino también algunas historias y leyendas que se tejen alrededor de este personaje luego de su muerte el 8 de septiembre de 1888.
Una de esas historias conocidas es precisamente una que sostiene que el padre Acosta dejó una herencia. Sin ningún documento escrito, no se ha podido consultar o reclamar dicha herencia. Esto ha llevado incluso a familiares cercanos y no cercanos a investigar, realizar trámites y diligencias en el Gobierno Central de España con la esperanza de conocer la famosa herencia que algunos rumoran son tierras y bienes en el continente europeo, mientras
¡Excelente trabajo! felicidades