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Foto del escritorloadebaranoa

Loa y Carnaval: juntos pero no revueltos

Conflictos, semejanzas y diferencia entre dos manifestaciones culturales, acechadas por un mismo 'diablo'

Hoy 13 de febrero finaliza el carnaval de Barranquilla, declarado Patrimonio Cultural de la Nación y Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el año 2003 y que sin lugar a duda es el centro de acopio de muchas de las manifestaciones culturales no sólo de la región Caribe sino de todo el país. 

 

Pero ¿Qué tiene que ver el Carnaval con la Loa de Baranoa? 

 

Para nadie es un secreto que detrás de las lentejuelas, las máscaras, las polleras, las carrozas y los gigantescos desfiles que dejan ver la multiculturalidad que mueve esta fiesta, se desarrollan inversiones empresariales, publicidad y propaganda de grandes marcas, que a pesar de que son necesarias para que se desarrolle el carnaval, de manera directa atentan contra él. 

 



Situación similar vivía la Loa de los Santos Reyes Magos en Baranoa, la cual estalló en el año 2011, cuando la prensa regional empezó a hacer eco de la manera en que la cerveza y el ron habían invadido y venían empañando una tradición de más de 100 años de historia. 

 

Fue cuando el periódico El Heraldo dedicó una página completa a la Loa, y a pesar de que siempre destacaba el talento y el brillo impecable con que se ejecutaba esta obra, esta vez sería para criticar la manera en la que el licor venía como cáncer mortífero carcomiendo la esencia cultural y artística considerada la mayor tradición y emblema de Baranoa. 

 

¿Las razones? Sobraban a la vista, sólo basta ver una fotografía del año 2007 cuando al frente de la tarima del palacio de Herodes, exponía no solo ante los espectadores en la plaza principal, sino también ante todos los televidentes del canal regional Telecaribe, la marca de un producto cervecero de una prestigiosa industria de la región. 


Bailarinas en la Loa 2007 sobre la Carrera 19

A pesar del patrocinio y el empuje económico que esto trajera como beneficio, el daño iba mucho más allá que una impresión publicitaria. Luego que Herodes era destronado por el diablo, en el palacio imperial hacia su aparición la reina del carnaval de Baranoa, no con centinelas o la guardia Romana, sino con un séquito de disfraces que se preparaban para dar lectura al bando de la nueva fiesta que ya empezaba, tal como sucedió en el año 2006. 



Algunos administradores de turno pensaron que la solución estaría en separar las tarimas de los eventos, peor fue cuando años más tarde sucedió algo que pondría en alerta a los gestores culturales: la Loa no había finalizado, el diablo no había terminado con Herodes, y detrás de la tarima la reina del carnaval estaba lista para dar lectura a su bando. 

 

Bailarines danzan sobre el palacio de Herodes, luego de la Loa 2006

La gente acudía en tumultos, soltando las vallas que dividían la plaza para lograr un lugar cerca a la tarima del evento que ya había dado inicio minutos antes de terminar la Loa. 

 

Sin embargo, el problema nació muchísimos años atrás cuando la famosa empresa Ron Blanco, por gestión de los directores de la obra en 1985, y a causa de los pocos recursos que se obtenían a través del municipio, regalaban afiches, folletos y otro tipo de ayudas para promocionar y solventar las necesidades a las que diera lugar la realización de la Loa. 

 



Afortunadamente hoy en día, la Loa se encuentra ya lejos de este panorama de preocupación y con aroma de licor, separando no solo las tarimas de los eventos, sino también dividiendo los días de fiesta, respetando así los demás espacios, la esencia misma del arte en torno a la Loa y la tradición de su escenificación.  

 

Además, tenemos que sumarle el concurso de las administraciones locales, que han puesto todo su esfuerzo en financiar en gran porcentaje todo el proyecto de la puesta en escena anual, evitando a toda costa la filtración de apoyos de empresas que no le suman, sino que le restan dignidad a un evento tan importante como este. 

 

Para el año 2013, en el trabajo de campo, mesas de trabajo y estructuración del plan especial de salvaguarda de la Loa, se evidenció esta problemática que hoy en día, a pesar de que el concejo municipal de ese momento ignoró por completo el PES que contaba con el visto bueno del Ministerio de cultura y la secretaria de cultura departamental, los hacedores y gestores culturales se han dado a la tarea de dignificar la importancia y el respeto que merece una tradición de esta índole. 

 

Aquí se resalta la delicada relación entre la preservación de las tradiciones culturales y la influencia de intereses comerciales, especialmente en eventos festivos. Es evidente que la infiltración de la publicidad de bebidas alcohólicas en una celebración arraigada en la historia y la identidad de una comunidad puede tener consecuencias negativas, erosionando los valores culturales y desviando el foco de la verdadera esencia del evento. 

 

Mantener una distancia adecuada entre el comercio de alcohol y la celebración de eventos culturales es crucial para garantizar la integridad y autenticidad de estas tradiciones. La promoción de la cultura no debe ser eclipsada por intereses comerciales, sino que debe ser protegida y preservada como parte fundamental del patrimonio de una comunidad. 

 

Es responsabilidad de los gestores culturales, autoridades locales y la sociedad en su conjunto velar por salvaguardar estas expresiones culturales, estableciendo medidas claras que protejan su integridad y eviten su comercialización excesiva. La valoración y el respeto por nuestras tradiciones son fundamentales para mantener viva la identidad cultural de una sociedad y fortalecer el sentido de pertenencia de sus miembros. En última instancia, cuidar nuestras tradiciones es cuidar nuestra historia, nuestra identidad y nuestro legado para las generaciones futuras. 

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